Sostengo,
desde hace algunos ayeres, que los regidores son las piezas
ornamentales más caras
e inútiles de los gobiernos, haga usted las cuentas: de a 37 mil 500
pesos por mes, a razón de 29 meses, sin contar agosto 2016, por cada uno
de los regidores que componen el honorable ayuntamiento de San Martín,
si al final del día, como dice el flamante
Pablo Méndez Anaya: “no semos operativos” pero tampoco legislan,
ni operan políticamente, después de todos esos meses, por ocurrencia
del maestro Luis Torreblanca Coello, aprueban un código de ética, sin
antes desahogar la agenda de reglamentos, del
plan municipal, de manuales de procedimientos, sin conocer de su
productividad, independientemente de que de acuerdo a la ley, no pueden
ser reconvenidos en sus opiniones.
¡Si!
está claro que no conocemos el trabajo y la productividad de todos y
cada uno, porque
los dos informes de gobierno se han integrado con los informes de las
áreas operativas de la comuna, así que los regidores que adornan, pero
no demuestran su trabajo, en el colmo de su irresponsabilidad se
abstienen de votar en cabildo o de plano inventan
historias para no asistir.
Luego
se enojan con la abogada del pueblo porque no les pasa copia de sus
procedimientos legales,
por ejemplo, en el caso del tianguis, del que el pasado viernes
recibieron notificación de la suprema Corte de Justicia de la Nación
(SCJN) para que en un plazo de 3 días informen a cerca de las acciones
realizadas para pagar los famosos 600 mdp por los terrenos
del tianguis.
Quizá la más tranquila sea la regidora de turismo,
Graciela Reyes Islas, nuera del hermano de Emilio Badillo
Calseca, con la seguridad de que el tío político le asesora de manera
eficiente para no entrampar su paso y el de su familia, por la nómina
del ayuntamiento en una verdadera zona de confort.
Otro que hace cuentas alegres es
Fernando Meneses, ya que con la cercanía y la protección del
diputado federal Rubén Garrido, solo busca los reflectores para afianzar
su próximo cargo en San Lázaro vía las siglas del PAN, por eso de vez
en vez se hecha un round de sobra para que la
gente se acostumbre a su voz, pero tampoco cuenta con una gestión
conocida, salvo leer en voz alta los programas de descuento en el pago
de tributos prediales que anualmente se establecen en la tesorería.
Texmelucan no tiene censos ni datos ni estudios propios de las características de la población,
de los grupos vulnerables, de los programas de salud que
se podrían bajar para la población en general, en fin de toda una serie
de políticas públicas, de gestiones de recursos y programas para limpiar
la pésima imagen
con la que sí es un hecho que cuenta el actual gobierno municipal, así
que no todo el mérito es de Rafa Núñez, en esta perversa descomposición y
anarquía los regidores también llevan el estelar y nos cuesta mucho de
nuestro dinero, que alguien les haga no
un código de ética, una verdadera auditoria y les finque las
responsabilidades que les correspondan, que se retiren todos, aún quedan
dos años para enderezar el barco.
Y con ellos muchos flamantes funcionarios o servidores públicos como
Verónica Robles que al cierre de esta edición no ha movido un dedo para resolver el problema de la nómina del
CENDI, ero se la pasa engalanando las gestiones del edil en
diversas dependencias federales y estatales, con la tierna ilusión de
que su protector Sergio Téllez, llegado el momento la ungirá como la
futura presidenta municipal emergida de las izquierdas,
mientras tanto, los padres de familia del CENDI de San Martín,
malogrado proyecto petista, sufren porque la prepotente Verónica Robles
no se digna contestar el teléfono, atender en la oficina, preparar la
inscripción del nuevo curso escolar que debe ser del
10 al 12 de agosto, a ella no le corre la vida, también goza de la
protección política de alguien, para seguir fregando a todos.
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